En los últimos años ha sido difícil ignorar el crecimiento explosivo de la ciberdelincuencia.
Se ha convertido en una industria increíblemente lucrativa que ha atraído la atención de los ciberdelincuentes, que están dispuestos a sacar provecho de este mercado en crecimiento.
Los ciberataques han dominado los titulares de todo el mundo y se prevé que el coste de la ciberdelincuencia ronde los 6 billones de dólares en 2021. Esto representa la mayor transferencia de riqueza económica de la historia.
Los ataques ponen de manifiesto la vulnerabilidad de las empresas que operan en la economía digital y es cada vez más evidente que ninguna organización es inmune a esta creciente amenaza. La ciberseguridad se ha convertido en una prioridad estratégica clave para la mayoría de las organizaciones, ya que son conscientes del impacto devastador que podría tener una violación de datos en su negocio.
A pesar de la mayor concienciación sobre las amenazas cibernéticas a las que nos enfrentamos, sigue habiendo una serie de conceptos erróneos que pueden inducir a las organizaciones a una falsa sensación de seguridad. A continuación se exponen cinco de los mitos más comunes en materia de ciberseguridad que podrían poner en peligro a su empresa.
Los 5 principales mitos de la ciberseguridad
Mito 1: La ciberseguridad es responsabilidad del departamento de TI
Uno de los conceptos erróneos más comunes en torno a la ciberseguridad es que ésta recae únicamente sobre los hombros del departamento de TI de una organización. Sí, el personal de TI puede ser responsable de la implementación de las tecnologías de ciberseguridad, pero la ciberseguridad es responsabilidad de todos dentro de una organización.
Los ciberataques son cada vez más sofisticados y arteros, y la forma más fácil para los delincuentes de eludir las defensas tecnológicas tradicionales es dirigirse a los empleados de una organización. Los correos electrónicos de phishing que vemos hoy en día son casi indistinguibles de la correspondencia oficial de la empresa, por lo que, a menos que el personal reciba una formación eficaz para reconocer estas amenazas, las organizaciones siguen siendo vulnerables a los ataques.
Para asegurarse de que el personal se toma en serio estas amenazas, es fundamental que el equipo directivo de una organización se haga cargo de la ciberseguridad y establezca una política de seguridad sólida para toda la empresa que aborde los riesgos.
Mito 2: Los ciberdelincuentes sólo atacan a las grandes organizaciones
Es un mito que sólo las grandes empresas multinacionales son el objetivo, todas las organizaciones son un objetivo potencial para los hackers. Los ciberdelincuentes persiguen cada vez más a las organizaciones pequeñas y medianas, ya que suelen tener menos dinero y recursos para invertir en ciberseguridad. Esto las hace especialmente vulnerables a los ataques, y según una investigación del instituto Ponemon, el 61% de las pequeñas y medianas empresas han sufrido un ciberataque en el último año.
Los ciberdelincuentes son oportunistas y las organizaciones más pequeñas suelen tener más vulnerabilidades que explotar, lo que las convierte en un objetivo principal para los ataques. Todo se reduce al dinero, si los hackers pueden penetrar en una mayor cantidad de organizaciones pequeñas y medianas con menos esfuerzo, tenderán a favorecer este enfoque.
Mito 3: Un cortafuegos y un software antivirus mantendrán alejados a los hackers
No hay duda de que un cortafuegos y un software antivirus son cruciales para proteger las redes de accesos externos no autorizados. Sin embargo, no se puede confiar únicamente en estas defensas tecnológicas para proteger los activos de una organización. Los piratas informáticos buscan continuamente vulnerabilidades que explotar, ya sea en las aplicaciones o en las personas. Si consiguen manipular a un empleado para que acceda a una red, pueden saltarse todas las medidas de seguridad de la red, haciéndolas inútiles.
Del mismo modo, si son capaces de encontrar una vulnerabilidad en una aplicación, pueden aprovecharla para acceder a un sistema. Los fabricantes publican periódicamente actualizaciones de software para parchear los fallos de su software, pero a menos que las organizaciones apliquen continuamente estos parches, corren el riesgo de ser hackeadas.
Las organizaciones también pueden suponer que el software antivirus las protegerá de ser infectadas por un virus, pero con las 230.000 nuevas muestras de malware que se producen cada día, puede ser difícil defenderse de estas amenazas en evolución. Los piratas informáticos han encontrado formas astutas de eludir este software y trabajar silenciosamente en segundo plano robando datos sensibles.
Mito 4: Sus datos no tienen valor para los hackers
Las organizaciones pueden creer que sus datos no tienen valor para los hackers, pero esto no podría estar más lejos de la realidad. Los datos son un bien valioso y los ciberdelincuentes están dispuestos a aprovecharlos para ganar dinero y cometer actividades fraudulentas. El robo de identidad es el principal motor detrás de todos los ataques y representa el 65% de las brechas y más de 3.900 millones de los registros de datos comprometidos en 2018.
Una gran cantidad de estos datos acabará en la red oscura, donde los delincuentes pueden obtener un jugoso beneficio por comerciar con esta información robada. El crecimiento de la ciberdelincuencia como servicio (CaaS) ha exacerbado este problema y no es una coincidencia que el crecimiento de esta próspera industria mundial se haya correlacionado con un aumento masivo de los ciberataques y las violaciones de datos.
Todas las organizaciones son objetivos y es vital que establezcan las medidas correctas para salvaguardar los datos sensibles, reducir las amenazas y proteger su reputación y su marca.
Mito 5: Una única formación anual de concienciación sobre la seguridad protegerá al personal
Laingeniería social es la principal técnica utilizada en la mayoría de los ciberataques del mundo. Suele implicar algún tipo de manipulación psicológica y es utilizada habitualmente por los ciberdelincuentes para engañar a un usuario desprevenido para que le envíe datos sensibles, infecte su ordenador con malware o abra enlaces a sitios web maliciosos.
Estas estafas se aprovechan de nuestra naturaleza humana confiada y de nuestra creencia inherente de que las personas son buenas y sus intenciones son sinceras. Por desgracia, no es así.
Para garantizar que el personal pueda identificar y responder adecuadamente a estas amenazas, es vital que reciba una formación periódica de concienciación sobre c iberseguridad. Formar a los empleados una vez al año en materia de ciberseguridad no es suficiente para que puedan hacer frente a estas estafas en constante evolución. Las políticas de seguridad podrían resultar inútiles a menos que las organizaciones dispongan de una forma exhaustiva y continua de controlar el cumplimiento de la ciberseguridad.
El uso de vídeos atractivos, escenarios realistas, cuestionarios y pruebas de simulación de phishing en el mundo real garantizará que el personal esté plenamente capacitado para reconocer e identificar las amenazas más actualizadas.
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