En el ámbito de la ciberseguridad, la tecnología suele ocupar un lugar central. Sin embargo, un componente igualmente crítico, que a menudo se pasa por alto, es el comportamiento humano.
Las ciberamenazas evolucionan a un ritmo alarmante, y el comportamiento humano sigue siendo a menudo el eslabón más débil de la cadena de seguridad de una organización. Aunque medidas tecnológicas como los cortafuegos, los sistemas de detección de intrusos y el cifrado son esenciales, comprender el comportamiento humano e influir en él es crucial para crear una postura de ciberseguridad sólida.
Esta entrada de blog profundiza en las vulnerabilidades del comportamiento humano en la ciberseguridad y ofrece estrategias prácticas para mejorar la seguridad mediante el conocimiento del comportamiento.
El factor humano en la ciberseguridad
A menudo se considera que el ser humano es el riesgo más importante para la seguridad de una organización. Esto no se debe a que las personas sean intrínsecamente descuidadas o maliciosas, sino más bien a que son impredecibles y propensas a cometer errores, ya sea caer en una estafa de phishing, utilizar contraseñas débiles o manejar incorrectamente información sensible.
Según el Informe de Verizon sobre investigaciones de filtraciones de datos de 2023, en el 82% de las filtraciones intervino un elemento humano, como la ingeniería social, el uso indebido o los errores. Entender cómo y por qué las personas cometen errores o son presa de ataques es esencial para diseñar medidas de seguridad eficaces.
Principales factores de comportamiento que afectan a la ciberseguridad
1. Sesgos cognitivos
Sesgos cognitivos: Son patrones sistemáticos de desviación de la norma o la racionalidad en el juicio. Afectan a la forma en que los individuos perciben y responden a las amenazas. Por ejemplo:
Sesgo de optimismo: Este sesgo lleva a los individuos a creer que tienen menos probabilidades de experimentar un acontecimiento negativo, como hacer clic en un enlace malicioso , en comparación con los demás.
Sesgo de confirmación: la gente tiende a favorecer la información que confirma sus creencias, lo que puede llevar a ignorar señales de advertencia o consejos sobre posibles riesgos de seguridad.
Comprender estos sesgos puede ayudar a diseñar programas de formación que los aborden y mitiguen eficazmente.
2. Percepción del riesgo
Las personas perciben y evalúan los riesgos de forma diferente en función de sus experiencias y conocimientos. Un Director de Seguridad de la Información (CISO) puede ver un correo electrónico de phishing como una amenaza grave, mientras que un empleado medio puede considerarlo un inconveniente menor. Los programas de seguridad eficaces deben educar a los empleados sobre los riesgos y consecuencias reales de las ciberamenazas, alineando así su percepción con la realidad. La formación en ciberseguridad específica para cada departamento de MetaCompliance reconoce la importancia de atender a los distintos puestos de trabajo y a sus responsabilidades específicas. Al centrarse en el contenido que afecta directamente a sus tareas cotidianas, garantiza que los empleados se mantengan comprometidos y retengan información crucial para aplicar medidas sólidas de ciberseguridad.
3. Ingeniería social
La ingeniería social explota la psicología humana para manipular a las personas para que divulguen información confidencial. Los atacantes suelen utilizar tácticas como la suplantación de identidad, la persuasión y la coacción para engañar a las víctimas. Educar a los empleados sobre estas tácticas y fomentar una cultura de escepticismo puede ayudar a reconocer y frustrar estos intentos.
Estrategias para reforzar la seguridad mediante el conocimiento de los comportamientos
1. Formación sobre sensibilización en materia de seguridad
La formación sobre concienciación en materia de seguridad es la piedra angular del cambio de comportamiento en ciberseguridad. Una formación eficaz debe ser continua, atractiva y pertinente para el público. Debe abarcar:
Reconocer los ataques de phishing: Los ejercicios de phishing simulado pueden ayudar a los empleados a aprender a identificar y notificar incidentes de seguridad.
eLearning: El eLearning es un componente crucial de la formación moderna en ciberseguridad, ya que ofrece una flexibilidad y una eficacia de las que a menudo carecen los métodos tradicionales.
Comprensión de las políticas de seguridad: Una comunicación clara de las políticas y procedimientos ayuda a los empleados a entender su papel en el mantenimiento de la seguridad.
Respuesta a incidentes: La formación debe incluir medidas prácticas que los empleados pueden tomar si sospechan de un incidente de seguridad.
2. Consejos de comportamiento
Los empujones conductuales son cambios sutiles en el entorno que pueden influir en el comportamiento de forma predecible sin restringir las opciones. Por ejemplo:
Avisos y recordatorios: Los recordatorios periódicos para cambiar las contraseñas o actualizar el software pueden ayudar a mantener buenas prácticas de seguridad. Aumenta la concienciación sobre ciberseguridad de tu equipo con nuestros pósteres de ciberseguridad descargables y gratuitos.
Incentivos para el buen comportamiento: Recompensar a los empleados que siguen las mejores prácticas de seguridad puede animar a otros a hacer lo mismo.
Las investigaciones del Instituto Nacional de Normas y Tecnología(NIST) indican que los incentivos conductuales pueden mejorar significativamente el cumplimiento de las políticas de seguridad.
3. Gamificación
La gamificación utiliza elementos de diseño de juegos en contextos no lúdicos para implicar y motivar a las personas. Al incorporar elementos como puntos, tablas de clasificación y retos a la formación en seguridad, las organizaciones pueden hacer que el aprendizaje sobre seguridad sea más atractivo y eficaz.
Según un estudio realizado en 2023 por el Ponemon Institute, las organizaciones que utilizaban formación en seguridad gamificada experimentaron un aumento del 45% en el compromiso de los empleados y una mejora del 37% en el cumplimiento de las políticas de seguridad .
4. Cultivar una cultura de la seguridad
Construir una cultura de seguridad sólida implica crear un entorno en el que la seguridad sea una responsabilidad compartida. Esto incluye:
Compromiso de los dirigentes: Al hacer de la ciberseguridad una parte fundamental de la ética organizativa, los líderes pueden influir en cambios de comportamiento positivos en toda la organización.
Comunicación abierta: Anime a los empleados a informar de incidentes o preocupaciones de seguridad sin temor a represalias.
Mejora continua: Revise y actualice periódicamente las prácticas de seguridad para seguir el ritmo de la evolución de las amenazas.
Una cultura de seguridad positiva puede ayudar a reducir la probabilidad de errores humanos y mejorar la resistencia general de la seguridad.
El papel de la tecnología como apoyo al comportamiento humano
Aunque es esencial comprender el comportamiento humano e influir en él, la tecnología puede desempeñar un papel de apoyo a la hora de reforzar las prácticas de seguridad. Soluciones como MetaCompliance ofrecen una plataforma integral que combina simulaciones de phishing, aprendizaje electrónico, gestión de políticas y gestión de respuesta a incidentes, ayudando a las organizaciones a crear un enfoque holístico de la concienciación en materia de seguridad.
Conclusión
Comprender el comportamiento humano e influir en él es un componente fundamental de una estrategia sólida de ciberseguridad. Al abordar los sesgos cognitivos, mejorar la percepción del riesgo y fomentar una sólida cultura de la seguridad, las organizaciones pueden reducir significativamente el riesgo que plantean los factores humanos. Junto con soluciones tecnológicas que apoyen y refuercen las buenas prácticas de seguridad, las organizaciones pueden crear una defensa resistente contra el panorama de las ciberamenazas, en constante evolución.